lunes, septiembre 21, 2009

Y pretenden ser europeos......JA!!!

Este verano habíamos decidio pasar nuestras vacaciones de verano en Croacia. Todo el mundo nos había dicho que era un país extraordinario, precioso, con playas como nunca habíamos visto, y bien barato. Así que no lo dudamos y preparamos un viaje de 3 semanas en furgoneta con idea de recorrer toda la costa Croata. Tras 3 días de camino pasando por Francia, Italia y Eslovenia llegamos a Pula, una ciudad de la península de Istria, al norte de Croacia. Nos dimos el primer baño en el adriático y pensamos que habíamos acertado de pleno con el viaje.

A la mañana siguiente nos levantamos y decidimos poner rumbo a la siguiente parada del viaje. Mientras hacíamos café nos dimos cuenta que empezaba a chispear, así que tomamos rápido el desayuno y nos dirigimos a la oficina del camping a pagar y al mercado a comprar algo de pan y viandas para el camino.

En a penas 5 minutos, el cielo se volvió negro, empezó a caer agua como nunca habíamos visto antes y los rayos y truenos acechaban el camping. Y tanto acechar, acechar, que al final nos cayó uno al lado del coche. Entre risas, comentábamos la aventura de tormenta que estábamos viviendo, sin pensar en la pesadilla que iba a comenzar poco después.

Tras 1 hora de tormenta (o monzón, porque por un momento pensamos que se convertiría en "biescas 2"), escampó y decidimos continuar el viaje....pero no sabíamos que el coche hacía 1 hora que había quedado en coma tras aquel rayo. Intentamos arrancar, pero se había quedado como una piedra. Comenzamos a reirnos y llamamos a la grúa para que nos lo llevaran al taller y solucionaran lo que suponíamos sería una "tontuna" como la batería o alguna pequeña pieza del arranque.

Llegamos a un taller oficial Citroen en Pula y les dejamos la furgoneta pidiéndoles que nos la arreglaran cuanto antes pues no queríamos perder muchos días de nuestro itinerario preparado. Nos dijeron que no nos podían asegurar que la tuvieran arreglada antes del fin de semana (en ese momento era martes), así que algo resignados nos fuimos a buscar un hotel, tarea nada fácil, por cierto, puesto que llevábamos al pequeño Chui y no a todos los hoteles los perros les hacen igual de gracia.

Encontramos un hotel por 100 euros la noche y pensamos que era la mejor opción para pasar ese día. A la mañana siguiente, decidimos comprarnos una tienda de campaña para irnos al camping donde nos cayó el rayo (mira que somos masocas) y por lo menos pasar allí los días que tardaran en arreglar el coche a pie de playa.

Después de varios días esperando y no sin pocas aventuras, entre ellas el destrozo de la tienda de campaña en otra tormenta similar a la que nos había dejado sin coche, el viernes nos acercamos al concesionario para ver si ya estaba arreglado el coche. Nada más llegar allí nos dicen que para empezar necesitan un panel de fusibles para poder conectar el coche a la máquina, panel que según estos tercermundistas podía tardar 2,3,4... meses y que por supuesto aún no habían pedido, porque para qué verdad? En menos de un segundo se nos erizaron todos los pelos del cuerpo y fue en ese momento, y sólo en ese momento, cuando por fin fuimos conscientes de que "la habíamos cagado pero bien". En medio de la desesperación y no sin antes haber soltado algún improperio al desgraciado del taller, nos fuimos al aeropuerto a ver si podíamos volver a España en avión.

Pero cuando peor lo estábamos pasando y pensábamos que tendríamos que abandonar nuestra querida furgoneta de tan sólo 8 meses en Croacia, llamamos a la Mutua y nos lo solucionaron todo. Nos llevaron a Italia y allí en tan sólo 3 días nos arreglaron, no sólo en panel de fusibles, sino también la centralita de la bomba de inyección....por fin habíamos llegado a Europa....por fin estábamos rodeados de civilización.

Desde luego, el recuerdo que nos quedó de Croacia no fue nada agradable, tanto que ni siquiera las playas nos parecían ya bonitas, los guijarros nos molestaban, mirábamos a los croatas con una mezcla de odio, y sentimiento de que habíamos recalado en un país que no estaba tan avanzado como nos habían vendido.